Efectos agudos medidos por indicadores deportivos específicos

El control de los indicadores específicos del deporte permite a los entrenadores ajustar la relación dosis-respuesta y facilita el logro del efecto de entrenamiento agudo deseado. Por ejemplo, registrar la velocidad de viaje o el tiempo de trabajo es extremadamente importante cuando se utilizan ejercicios de velocidad máxima. La cantidad óptima de carga en tales entrenamientos depende del número de repeticiones (carreras, nados, contracciones, etc.) realizadas a una velocidad cercana al máximo individual.

Ejemplo. Un equipo de futbolistas experimentados realizó los ejercicios habituales de máxima velocidad: regatear diez veces de 20 metros con cinco toques de balón a máxima velocidad y con intervalos de descanso de 1,5 minutos. Lo mejor fue el tercer intento; un resultado cercano a este nivel se mantuvo hasta la 7ª repetición (Fig. 2). Otros intentos fueron peores que 0,4 s (10% de desviación). Esto significa que la carga prevista para el equipo era excesiva. Según los resultados del ejercicio, la dosis individual debería haber variado entre seis y ocho repeticiones (Mark Tunis, 2005, comunicación personal al autor).

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La forma en que la información específica del deporte proporciona la magnitud óptima del efecto agudo se puede ilustrar con el ejemplo del entrenamiento de resistencia. El efecto agudo del ejercicio de resistencia prolongado se puede controlar controlando la velocidad media y el ritmo de movimiento. Los entrenadores generalmente establecen rígidamente la velocidad a la que los atletas deben moverse durante el ejercicio. Determinar el ritmo de los movimientos en tiempo real hace que sea más fácil comprender que el atleta tiene una fatiga temprana, tolerable o excesiva, y con estos datos puede obtener el efecto de entrenamiento agudo deseado. Considere las posibilidades de controlar el efecto de entrenamiento agudo utilizando la relación entre la velocidad y el tempo de los movimientos.

Se sabe que el trabajo continuo a velocidad constante se puede dividir en cuatro fases (Farfel, 1976). La primera fase es la más larga, ya que durante ella el deportista mantiene la velocidad planificada y TD estable, demostrando la técnica habitual de movimientos. Esta fase puede durar una hora o más si la intensidad del trabajo está por debajo del umbral anaeróbico, y tal vez de 15 a 40 minutos si la intensidad está al nivel del umbral anaeróbico (los corredores de maratón pueden mantener esta intensidad por más tiempo). Sin embargo, cuando la intensidad del ejercicio supera el umbral anaeróbico, la duración de esta fase se acorta.

La segunda fase se caracteriza por mantener la velocidad en un nivel estable y un aumento moderado de la TD. En esta variante, la fuerza aplicada se reduce, pero esto se compensa con un aumento correspondiente en la frecuencia de los movimientos. La duración de esta fase varía de 30 sa 3-5 minutos y depende de la intensidad del ejercicio. Este trabajo se puede utilizar eficazmente en ejercicios para el desarrollo de la resistencia aeróbica. En este caso, los atletas se acercan al nivel del umbral anaeróbico, estimulando así un aumento de la «velocidad aeróbica».

La tercera fase se caracteriza por el mantenimiento de la velocidad, que se proporciona mediante un aumento evidente y excesivo de la TD. Tal reacción indica una fuerte disminución de la fuerza aplicada, compensada por una mayor frecuencia de movimientos y, a menudo, por un deterioro de la técnica. Por lo general, esta fase conduce a una fuerte activación del metabolismo anaeróbico, así como a la acumulación de lactato en sangre. Su duración suele variar de 30 a 60 s. Esta fase es indeseable cuando se realizan cargas de entrenamiento para el desarrollo de la resistencia aeróbica, ya que activa el metabolismo anaeróbico y tiene un efecto perjudicial sobre el resultado del trabajo aeróbico previo. Sin embargo, se puede utilizar en ejercicios aeróbicos-anaeróbicos, en los que se puede desear y planificar el aumento final del lactato en sangre.

La cuarta fase corresponde a la incapacidad del deportista para mantener la velocidad inicial a pesar del máximo esfuerzo. Un aumento de TD indica nuevos intentos de prevenir una disminución de la velocidad, y una disminución de TD indica un fracaso de tales intentos. No debe permitirse esta fase de fatiga excesiva; por regla general, debería excluirse por completo de la formación y la práctica competitiva.

Fuente: http://sportwiki.to/%D0%A2%D1%80%D0%B5%D0%BD%D0%B8%D1%80%D0%BE%D0%B2%D0%BE%D1%87 % D0% BD% D1% 8B% D0% B5_% D1% 8D% D1% 84% D1% 84% D0% B5% D0% BA% D1% 82% D1% 8B